Cada vez que veo unos pimientos asados recuerdo ver a mi padre preparándolos con esmero en la cocina de casa. Son su especialidad y sirven de acompañamiento de cualquier plato, aunque lo típico en mi casa, es servirlos directamente en la mesa y comerlos tal cual sobre un cacho de pan..
Esta es una receta básica que nos dará mucho juego para posteriores platos, como guarnición, en cocas de masa salada, ensaladas, etc, así que es interesante tener siempre un botecito preparado, por lo que pueda pasar.
Es fundamental elegir unos buenos pimientos, bien tersos y carnosos, porque si no cuando los vayamos a pelar nos llevaremos toda la carne.
INGREDIENTES
- Pimientos rojos para asar, (yo puse 1 por persona, pero ya que se enciende el horno, lo suyo es aprovechar el espacio y poner todos los que quepan)
- 1 ajo por pimiento que usemos
- Aceite de Oliva virgen extra
- Sal y Pimienta.
PREPARACIÓN.
- Precalentamos el horno a 180º. Lavamos bien los pimientos y los colocamos en la bandeja del horno, sobre un papel de aluminio o sulfurizado para protegerla, porque irán soltando jugo durante la cocción. Ponemos un hilito de aceite de oliva sobre cada pimiento y un pellizco de sal.
- Asamos durante 1 hora a 180º. Se irá tostando la superficie, pero no hay que preocuparse porque por dentro se mantendrán tiernos. Podemos ir dándoles la vuelta para que se asen de forma uniforme. Si se asan demasiado rápido la piel se adherirá a la pulpa del pimiento y no se podrán pelar bien.
- Asamos durante 1 hora a 180º. Se irá tostando la superficie, pero no hay que preocuparse porque por dentro se mantendrán tiernos. Podemos ir dándoles la vuelta para que se asen de forma uniforme. Si se asan demasiado rápido la piel se adherirá a la pulpa del pimiento y no se podrán pelar bien.
- Transcurrido el tiempo previsto apagamos el horno, el calor residual acabará de asar los pimientos y veremos como se "desinflarán". Sacamos la bandeja del horno y dejamos enfriar completamente.
- Una vez fríos, pelamos los pimientos, aprovechamos el jugo que contienen los pimientos y lo reservamos en un recipiente. Eliminamos las pepitas (lo cual es un engorro porque se pegan por todo), y hacemos tiras finas de pimiento asado, (sin cuchillo, los vamos rompiendo a mano).
Aliñamos los pimientos con ajos cortados a láminas, sal, pimienta y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
Si los queremos conservar por bastante tiempo, podemos ponerlos en botes esterilizados, rellenarlos con aceite de oliva y hervir los botes boca abajo para que se vaya todo el aire de los botes y queden al vacío.
Probad una tosta de pimientos asados sobre un pan rústico de calidad de miga compacta. Deliciosa!
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